Las nuevas tecnologías
forman parte de nuestra vida cotidiana y han venido para quedarse. Nadie puede
concebir el futuro de los jóvenes de hoy en día sin el conocimiento y uso de
las herramientas tecnológicas. En el post anterior hacíamos referencia a la
publicidad que llega a nuestros buzones en formato papel, por ejemplo de los
productos de oferta de un supermercado. Actualmente, si quisiéramos ver qué
productos tiene de oferta un supermercado o una tienda de ropa no es preciso
que nos llenen el buzón de papeles, sino que directamente accedemos a su página
web y lo miramos.
En la web podemos encontrar
gran parte de la información que deseamos conocer. Podemos consultar un
catálogo de ropa, mirar el horario de una escuela de idiomas, conocer el
teléfono de un hospital o buscar la dirección de un restaurante. Pero desde
hace unos años, aproximadamente desde el 2001, las webs ya no sólo están ahí
para que consultemos información, sino que ahora nos permiten interactuar. Esto
es lo que se conoce como Web 2.0,
aquellas webs que permiten que los usuarios participen, colaboren o interactúen
entre ellos. Este término fue acuñado por primera vez por Dale Dougherty para
referirse a las redes de las personas, las redes que convierten al usuario en
protagonista, tal y como explica en una entrevista.
Esta nueva forma de entender las relaciones sociales hace posible que webs como Facebook, Twitter o Instagram cuenten con un número tan elevado de usuarios. En el 2014 el número de usuarios activos en España de las redes sociales llegaba a los 17 millones, tal y como indica este artículo. 17 millones de personas que comparten vídeos, fotos y opiniones en las redes sociales, y que a su vez reciben “me gusta” y comentarios sobre las mismas. Esta forma de relacionarnos y de buscar, en cierto modo, la aceptación y el consejo de otros usuarios, es plasmada por el ilustrador Pawel Kuczynski en pinturas como la siguiente.
Esta nueva forma de entender las relaciones sociales hace posible que webs como Facebook, Twitter o Instagram cuenten con un número tan elevado de usuarios. En el 2014 el número de usuarios activos en España de las redes sociales llegaba a los 17 millones, tal y como indica este artículo. 17 millones de personas que comparten vídeos, fotos y opiniones en las redes sociales, y que a su vez reciben “me gusta” y comentarios sobre las mismas. Esta forma de relacionarnos y de buscar, en cierto modo, la aceptación y el consejo de otros usuarios, es plasmada por el ilustrador Pawel Kuczynski en pinturas como la siguiente.
La imagen refleja a la perfección lo que para muchos son las redes sociales, podríamos decir que se trata de una especie de confesionario de la cultura digital. Con el auge de este tipo de plataformas, ligado al amplio número de usuarios, es prácticamente condición necesaria contar con al menos una red social si quieres estar al tanto de lo que sucede a tu alrededor. Aunque, si bien es cierto que gran parte de las publicaciones están destinadas a subir el ego de su autor/a, las redes sociales nos brindan una gran oportunidad para difundir noticias de gran relevancia, como puede ser la pérdida de un animal doméstico y su búsqueda.
Además de redes sociales existen otros tipos de Webs 2.0 destinadas a usos distintos. Podemos pensar por ejemplo en Wikipedia, que funciona como una enciclopedia abierta, en la que puedes registrarte y aportar tu conocimiento, además de modificar o corregir el de otros usuarios, colaborando entre todos y creando así una gran fuente de información. Siguiendo esta idea de colaboración, podemos pensar en Dropbox o Google Docs; el primero de ellos formado por carpetas que compartimos con otros usuarios, donde se puede añadir o quitar información, y el segundo como documento en blanco que puede ser rellanado por distintas personas, facilitando por ejemplo la realización de trabajos grupales.
El uso de la Web 2.0 ha dado lugar a la aparición de empresas como BlaBlaCar o SegundaMano, que permite llevar a cabo un tipo de relaciones más ligadas a la cooperación y el aprovechamiento de los recursos. Las relaciones que se establecen en este tipo de servicios nada tienen que ver con el ego de las redes sociales o la comodidad de Google Docs.
Además de redes sociales existen otros tipos de Webs 2.0 destinadas a usos distintos. Podemos pensar por ejemplo en Wikipedia, que funciona como una enciclopedia abierta, en la que puedes registrarte y aportar tu conocimiento, además de modificar o corregir el de otros usuarios, colaborando entre todos y creando así una gran fuente de información. Siguiendo esta idea de colaboración, podemos pensar en Dropbox o Google Docs; el primero de ellos formado por carpetas que compartimos con otros usuarios, donde se puede añadir o quitar información, y el segundo como documento en blanco que puede ser rellanado por distintas personas, facilitando por ejemplo la realización de trabajos grupales.
El uso de la Web 2.0 ha dado lugar a la aparición de empresas como BlaBlaCar o SegundaMano, que permite llevar a cabo un tipo de relaciones más ligadas a la cooperación y el aprovechamiento de los recursos. Las relaciones que se establecen en este tipo de servicios nada tienen que ver con el ego de las redes sociales o la comodidad de Google Docs.
Pero, como en todo, las
nuevas formas de relacionarnos, de expresar opiniones, de compartir noticias o
de llevar a cabo actividades comerciales, no acaban de convencer a todos los
usuarios. Como se indicaba al final del primer post de este blog, muchas veces
el miedo a lo desconocido es demasiado fuerte. Lo que deberíamos hacer es educar en el buen uso de los nuevos
medios tecnológicos para poder crear con ellos un mundo más solidario y
participativo en el que todos/as tengamos acceso a la información.
Y tú, ¿qué opinas sobre el tema? ¿para qué utilizas la Web 2.0?
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