Los cuentos tradicionales y las historias infantiles ayudan a los más pequeños y pequeñas a entender parte del mundo en el que se desenvuelven. Los más peques pasan horas viendo películas de dibujos animados, soñando con convertirse en algún momento en el o la protagonista del cuento. La famosa frase de que «los niños y las niñas son como esponjas» es idónea para comprender de qué forma los peques interiorizan los valores que dichos cuentos les muestran. El mundo audiovisual ocupa un importante lugar en la transmisión de todas estas historias y cuentos, y en lo que al mundo infantil se refiere, Disney y sus películas han desempeñado un gran papel.
Debemos tener en cuenta, en palabras de Carmen Cantillo Valero (2010) que el niño y la niña, al nacer, carecen de identidad personal y son incapaces de distinguir su propio yo de aquello que lo rodea […] los cuentos tradicionales, las películas, etc. que transmiten información de los papeles propios de cada sexo y que los niños y niñas irán asimilando de forma inconsciente hasta integrarlos como algo natural en su comportamiento» (p.29). Del mismo modo, los más pequeños de la casa asimilan de forma inconsciente aquello que ven reflejado en las películas Disney. Pero, ¿qué valores transmiten estas películas? Por lo general, valores y actitudes estereotipados fundamentados en la predominante cultura patriarcal, con príncipes valientes y princesas guapas y amas de casa.
- Trabaja en casa, son amas de casa no doctoras, maestras o ingenieras (Blancanieves o Cenicienta).
- Sumisas (Cenicienta con sus hermanastras y madrastra o Blancanieves).
- Guapas, altas, delgadas y simpáticas hasta en situaciones muy incómodas (todas ellas).
- Enamoradizas (todas ellas).
- Obedientes (todas ellas).
- Cuidadoras (ya sea de siete enanitos o de los príncipes).
- Dependiente del hombre (La Bella Durmiente necesitaba el beso del príncipe para despertar).
Joan Ferrés argumenta que es necesario que el espectador cuente con una competencia en educación audiovisual, y define ésta como «la capacidad de un individuo para interpretar y analizar desde la reflexión crítica las imágenes y los mensajes audiovisuales y para expresarse con una mínima corrección en el ámbito comunicativo». Algo bastante complicado para los más pequeños de la casa, ¿no? Por otro lado, es bastante complicado hacerle entender a una niña que lo que visualiza en la televisión o en el cine, hacerle entender que los personajes de los que se disfraza, las muñecas que se compra o que las canciones que canta no son algo real e invariable en la vida real. Numerosos padres se preguntan, ¿le dejo o no le dejo ver las películas? ¿pueden influir realmente en el niño/a las películas?
Por su parte, Disney se ha modernizado, o al menos ha intentado sosegar las voces críticas cada vez más apoyadas por parte de padres y educadores. La película Disney por excelencia de los últimos años ha sido Frozen, el reino del hielo. Un total de 61 años separan el estreno de Cenicienta y Frozen, y por supuesto los tiempos y la forma de entender la vida han cambiado, pero ¿eso lo reflejan las películas?
Pues, como se anunciaba en el párrafo anterior en cierto modo sí. Anna y Elsa no son sumisas, de hecho, la mayor de las hermanas se hará cargo del reino del hielo, sin necesidad de contar con un hombre que la ayude. En un momento de la película, Anna, la hermana pequeña, salva de la muerte a su hermana Elsa sin necesidad de contar con un príncipe apuesto y valiente. Es importante que la película muestre un amor fuerte y duradero entre las hermanas, acabando con la competitividad y envidia que por ejemplo mostraban las hermanastras de Cenicienta.
Disney intenta adaptarse a los nuevos tiempos, y es de agradecer. Aunque aún queda mucho camino por andar, faltan princesas con acné, delgadas o gorditas, simpáticas y antipáticas, con pelo largo y corto o con/sin voces dulces. Además, han surgido en los últimos años muchos movimientos que luchan y apuestan por una educación basada en la igualdad de género y el respeto, y una relectura de estos cuentos. Y además, muchas campañas intentan mostrarle a la sociedad otras realidades a las que se enfrentan sus queridas «princesas».